sábado, 8 de marzo de 2014

Colombo, Sri Lanka





Ella, Sri Lanka, 2 de marzo

Desde que hemos llegado a Sri Lanka no se nos han presentado tantas ocasiones para escribir blog. Además, a día de hoy, ni siquiera tenemos conexión, por lo que hemos decidido escribir la entrada en el ordenador para hacer un corta y pega cuando haya red.
Chennai había sido nuestro punto de partida desde India para volar a Colombo. Como el vuelo es internacional y sale a las 7 de la mañana, eso significó levantarnos temprano para ir en taxi a las 4 al aeropuerto, en previsión de cualquier contratiempo (y de que el aeropuerto está lejillos de Chennai) Sin ninguna novedad tomamos el vuelo, que en poco más de una hora a través de nubes nos colocó en el aeropuerto de Colombo…que también está lejos. Sacamos dinero del cajero y justo fuera hay una guagua esperando para llevarte a la capital. En blogs  habíamos leído que el trayecto puede llegar a ser de dos horas, pero ahora hay una autovía que nos llevó en poco más de media hora. Ya en el trayecto Sri Lanka da una impresión bastante diferente de la India, comenzando por que todo está mucho más limpio y la gente circula de una manera más razonable. Incluso entrando a Colombo nos dio la impresión de que nadie pitaba. (Luego hemos comprobado que pitar si pitan, pero no de la manera psicótica y gratuita de los indios)
Hasta aquí todo bien, pero según nos dejan en una estación de guaguas cerca de un apretado mercadillo, comenzamos a padecer las consecuencias del cansancio viajero. Primero, nos cuesta un rato saber dónde estamos de la ciudad. Al menos eso bien, porque estamos muy céntricos. Luego, no tenemos ningún lugar reservado porque mirando por internet todo parecía caro, e ilusos de nosotros, pensábamos que al llegar habría mucho más de lo que pone en la ‘lonely’, tal como nos había pasado en la India. Pero plantados en la estación, los alrededores no pintan muy allá. Caminando un poco por la avenida principal hay algún cartel de ‘rooms’ sobre entradas que dan pánico junto a una calle atiborrada de gente y tráfico. Además el calor aprieta, mala cosa para pensar bien. Agarramos un tuc-tuc para que nos lleve a otra zona (la carretera a Galle) donde según la guía también hay algunos alojamientos. El del tuc-tuc empieza a tirar para el sur, alejándonos del centro y comentándonos que en la zona que le decimos nos van a pegar una sablada, pero que alejándose un poco  de la orilla hay cosas más asequibles…y cuanto más charla, más lejos vamos. Finalmente nos para en una casa particular en lo que en aquellos momentos nos parece mitad de la nada (a ver, seguíamos en Colombo, pero ni idea de dónde) y nos enseñan una habitación tirando a cutrilla. Pedimos al del tuc-tuc que nos lleve a algo un poco más decente,  y refunfuñando y cobrándonos más nos lleva hasta la avenida marítima, al ‘hotel sun hill’ 


Ya ven que el lugar está lejos de ser idílico. El precio de la habitación, acostumbrados a la India, tampoco lo era:  42 $ americanos (sí, de lo caro que es, te dan el precio en dólares) por una habitación que no era para tirar cohetes (una mancha de humedad de la pared parecía que iba a atacarnos en plena noche) Tenían habitaciones de otra categoría, y por tanto otro precio…el doble; también miramos algunos lugares más por los alrededores, uno muy chungo, el otro desorbitadamente caro…), pero al final nos quedamos con la mancha de humedad. Así que ya nos tienen plantados en Colombo, pero no sabemos cuánto de lejos del centro, pero lejos, pagando una habitación mala a precio de buena y sobre todo bastante cansados. Bueno, todo esto lo contamos para que sepan que no todo no nos sale fantástico en los viajes, ni que siempre estamos del mejor humor.
Un poco más descansados, damos una vuelta por la tarde, para hacernos una idea de donde estamos.
La vía de tren pasa a nuestra altura por la orilla

Y bueno, no estamos tan lejos…Andando, llegamos a una laguna con grandes rascacielos al fondo y un centro de meditación de un arquitecto famoso en su orilla sureste. Lo cierto es que no habíamos imaginado que Colombo fuera una ciudad de aspecto tan moderno…


Hasta hay pelícanos >pdte<



Ya de noche nos acercamos a la zona que llaman ‘Galle Face‘ donde hay gente paseando junto al mar y chiringuitos de comida. 


Como no estamos al 100%, no conseguimos acabarlo todo

A la mañana siguiente, un poco más descansados, nos vamos a explorar un poco la zona más céntrica de Colombo. Empezamos por Fort, llamada así por el antiguo fuerte holandés del que no queda mucho, salvo el trazado de las calles. Hay bastante más de la época colonial británica, y mucho restaurado. De la época holandesa hay un antiguo hospital que ahora es una especie de centro comercial de restaurantes caros y tiendas pijillas y que contrasta con los rascacielos que hay al lado:
 
World Trade Center de Colombo

Ya puestos asomamos al interior del World Trade Center, que aquí también tiene dos torres gemelas:

 Callejeamos un poco por los grandes edificios de Fort:



Interior de la iglesia de St Peter´s, originalmente edificio holandés del s.XVII que los británicos reutilizaron como lugar de reunión.


Después nos vamos al barrio de Petah, justo al lado, uno de los antiguos de Colombo y de los más bulliciosos; aquí fue donde nos había dejado la guagua el día anterior:
Destaca el mercado y los callejones de almacenes de los alrededores:
 












Cuando nos cansamos un poco de tanto bullicio y luego de hacer consultas de horarios en la estación de trenes, decidimos irnos a descansar al hotel un rato para ir por la tarde de museos; pero no hay nada como no andar finos en un viaje: nos vamos al andén que toca (porque hay una estación muy cerca de nuestra casa), y nos subimos…para ver cómo pasa de largo todas las paradas de la ciudad; nos hemos agarrado un express que no sabemos donde hará su primera parada: bueno, cuando para, al menos el sitio es bonito y tenemos tiempo de asomar un poco:
Hotel en Mount Lavinia


Colombo al fondo, nos hemos pasado unos 15 km. Pensándolo ahora, y viendo lo frecuentes que son las guaguas, igual hubiese sido buena idea usar esta zona de campo base para Colombo...
Bueno, volvemos a casa
Ésta era nuestra parada

Y nos vamos al museo nacional de Sri Lanka, bastante interesante, aunque algunas salas tengamos que verlas a la carrera porque van cerrando salas una hora antes del cierre  completo…

Un Budha del siglo IX nos recibe. Sri Lanka es mayoritariamente (pero no toda, y eso ha sido parte del problema) budista...


Sala de pinturas


Lápida portuguesa



Cabezas de Budha de los primeros siglos de nuestra era
Marián posa junto a un gran ficus que hay a la entrada, cuando nos echan...

Nos volvemos a Fort apretados en una guagua urbana. Luego hemos visto que en general la guaguas siempre van bastante llenas.

Paseamos entre algunos edificios gubernamentales y de bancos donde no dejan circular coches ( y a juzgar por la cantidad de vigilancia y la poca gente que hay en la calle, parece que medio nos hemos colado)

Y nos despedimos con un atardecer amarillo en Colombo, en la Gale Face, donde ya de noche cenamos y comprobamos por primera vez y no última que en Sri Lanka tienen una ligera tendencia a estafar a los extranjeros (en este caso una cena ligera cuyo precio de repente se triplica por tomar dos refrescos)
Si parece que en esta entrada estamos un poco más negativos de lo habitual, no se preocupen, que en la próxima entrada ya se nos pasa todo el estrés de cuidad en las playas del sur del Sri Lanka. ¡Ya les contamos!


Próximo capítulo, Mirissa...

No hay comentarios: