viernes, 21 de febrero de 2020

Hawai'i. II



Seguimos relajados en Molokai, poniendo un poco al día el blog, ahora que aclaramos como subir las fotos... y que la fuerza de las olas de ayer ha bajado, que si no Dani estaría aun en el agua...No se malacostumbren, que pronto cambiamos de isla e igual no haya tanto rato...

En la última entrada, nuestros amigos Pepi y Marc volaban a explorar otras islas, mientras nosotros, de ritmo más sosegado, y con más tiempo, continuamos en Big Hawaii. Después de un bañito en Mauna Kea beach, nos vamos a nuestro nuevo campo base. Un intercambio peculiar nos lleva a la coqueta casa de Angelisa y Ken, que nos ceden una bonita habitación, el uso de su casa, y unas preciosas vistas en la ladera oeste del extinto volcán en escudo de Kohala (para los volcanes en escudo, les remitimos a la entrada anterior)

Home, sweet home
En efecto, las vistas son espectaculares, hacia todo el oeste de Big Hawai'i, con tres de los volcanes visibles y el mar hasta el horizonte, con ballenas resoplando en la distancia...
Parte de la vista, aquí se ven los perfiles del Hualālai (dcha) y el Mauna Loa (izqda)  . Más a la izquierda esta el Mauna Kea, que no cabe en la foto
La hospitalidad de esta agradable pareja no acaba con el alojamiento...¡cada mañana nos deleitaban con un riquísimo desayuno y una agradable conversación al acabar!

Estamos en el lado opuesto a nuestra anterior casa en Volcano, lo cual ahora nos da acceso a partes de la isla que antes nos quedaban lejos. Un vistazo preliminar a los mapas y a los tamaños de las islas ya nos había hecho pensar que Big Hawai’i era para dedicarle tiempo y para tener dos campos base. Luego la perseverancia de Marián buscando intercambios consiguió que todo cuadrara fantásticamente...
Y ahora a explorar. Muy cerquita tenemos la parte norte de Big Hawai’i, que nosotros aún no habíamos visto.

Hawi, la población más al norte de la isla. 

Pero al pueblito volvemos por la tarde. Hoy toca excursión al Valle de Pololu:

La vista desde el mirador donde acaba la carretera es magnífica, pero no nos vamos a conformar con asomar...

Abajo desemboca un riachuelo de agua dulce

Las casuarinas de la orilla ofrecen una intensa y deseada sombra

La playa es de toscos y troncos traídos por la intensa maresía, en esta costa estamos virados a barlovento de los vientos y grandes olas del inmenso Pacífico...
Nos tiramos un buen rato de relax en los toscos leyendo y reposando, pero ya saben que somos desinquietos, y proseguimos ruta para asomar al siguiente valle
Trepando por el sendero a la sombra de los pándanos

Llegados a la parte alta, vemos la vecina isla de Maui, hacia el norte
Hacia el sur se suceden los valles verdes y escarpados y las costas acantiladas hasta el valle de Waipio, que apareció en la anterior entrada y al que iremos otro día. Nosotros hoy, viendo que la playa allá bajo ya no es de toscos sino de berolos (piedras bastante grandes en peninsular) decidimos retroceder y pasar una tarde plácida en Pololo
Valles a continuación de Pololo

Verdor y escarpes que recuerdan un poco a La Palma. No en vano la geología es parecida
Muy verde, pero algo decepcionante para el botánico que Dani lleva dentro. Prácticamente todo lo verde (y lo amarillo) que se ve es flora introducida y altamente invasora. Ni siquiera los expertos tienen mucha idea de qué crecía exactamente en estas montañas antes de la llegada de los europeos, y menos aún de qué se encontraron los primeros polinesios hace unos 1500 años
Buena parte de lo verde son guayaberos...esta es una especie  diferente a la que comemos en Canarias.  Procedente del Brasil en algún momento del siglo XIX, Psidium cattleianum, ’guayabero de fresa’ es una plaga incontenible en Big Hawai’i

Otra mata invasora, el ‘pimentero brasileño Schinus terebinthifolius, frecuente en jardines canarios con racimos de bolitas rojas y olor a pimienta.
Otro rato de relax en la playa, antes de subir al mirador de nuevo. Estamos en la cara
Este del volcán en escudo Kohala, el más antiguo de la joven isla de Big Hawai’i, donde hace un cuarto de millón de años que no hay erupciones y por tanto uno de los pocos lugares de esta isla  donde la erosión de la lluvia y el mar comienzan a hacer patente su efecto.

En geología 250 000 años son poca cosa, pero las islas volcánicas se desmantelan rápidamente en cuanto cesan las erupciones  
De la botánica y la geología, a un poquito de historia. En Hawi, el pueblo de la mañana, cerca del valle, se supone que nació el gran Kamehameha I, el rey que consiguió unificar las islas Hawai’i al poco del contacto con los europeos a finales del siglo XVIII, entre otras cosas porque tuvo la perspicacia de rodearse de consejeros europeos y conseguir armas y estrategias de estos para invadir y ocupar las demás islas... En la pequeña población está la estatua original que mandó construir Kamehameha V a finales del XIX. El barco que la transportaba a Honolulu (desde Europa) se hundió, así que hicieron inmediatamente otra nueva que es la que sale en Hawai,i 5.0 cada vez que sobrevuelan la ciudad. Pero años después consiguieron rescatar la que ven en la imagen y como la otra ya estaba en el sitio, se decidió ponerla aquí en Hawi.
Estatua de Kamehameha en Hawi, donde reposa después de haber estado sumergida más de treinta años en Las Malvinas 
Aparte de la estatua, unas casas antiguas y varias galerías de arte/tiendas de souvenirs flanquean la carretera general en Hawi

Camino de casa, que no está lejos, menos de 15 millas, hacemos un alto en un punto de la costa donde vemos Maui:
Maui desde Kapa’a beach park. También se veían, a la izquierda de Maui, las islas menores de Kaho’olawe y Lanai
y además ballenas, tan cerca, que en un margullo de Dani, ¡consiguió oirlas bajo el agua!

Un día de relax en la playa, cerquita de casa, en Beach 69 (se llama así por la milla donde está...)
Dani va equipado con un boogie de casa de Angelisa y Ken y unas aletas compradas en el Walmart:

Dani bajándose unas olitas ...¡en Hawai’i!
Miren si reposamos, que disfrutamos de nuestra enésima puesta de sol en el Oeste de Big Hawai’i sin movernos del puesto...

Día siguiente, es ¿sábado...? y hay mercado (farmers market) en el cercano pueblo de Waimea. iremos a echar un vistazo:

Ambientillo agradable

¡ No compramos tomates ! (Si amplían la foto se ve el precio...)

Con Pepi y Marc habíamos visitado muy fugazmente las coladas del último episodio eruptivo del Kilauea, de finales de 2018, pero nos quedamos con ganas de verlas con más calma. Así que del mercado nos vamos a Hilo, al otro lado de la isla (y eso son casi dos horas de coche)

Por accidente, al encontrar las primeras coladas de la erupción, aparcamos en un parque que resulta contener una curiosidad geológica, una especie de columnas huecas de lava...

Chimeneas en el  Lava Tree State Monument

La explicación: hace unos doscientos años crecia en la zona un bosque de ‘ōhi’a y una colada de lava muy líquida de unos tres metros de espesor pasó por medio, envolviendo a los árboles, pero sin arrancarlos. La lava era tan líquida que el nivel bajó rápido, per la lava incrustada en los troncos se quedó impregnando los troncos rápidamente carbonizados. El carbón se pudrió y los árboles de ‘ōhi’a  pronto recolonizaron el terreno desde bosques cercanos (junto con un montón de invasoras ya llegadas a la isla entonces o después) pero las chimeneas quedaron en pié:

Esta curiosidad geológica estuvo a punto de ser sepultada por la colada de 2018, apenas a una centena de metros de la entrada. Las que no escaparon fueron 700 casas y las carreteras de la zona, que aun no se han reconstruido porque el terreno está tan caliente que el asfalto se derrite. De hecho no dejan pasar de donde está hecha la foto:


Han trazado una carretera alternativa en un tramo donde el suelo no está tan caliente. El paisaje es desolador:

Canal de lava basáltica 

La lava, muy líquida, corrió a gran velocidad dando poco tiempo a rescatar nada de las casas. La superficie está formada por basalto negro, pero la lava iba tan cargada de gases que la textura de estos basaltos en superficie es más ligera que la piedra pómez...



La lava  engulló estructuras y arrastró árboles dejando a su paso  un paisaje devastado y caótico


De aquí nos dirigimos a la costa atravesando un bosque tupido de toda clase de árboles exóticos, para llegar a una costa negra golpeada por el mar...

pdt foto bosque


Al llegar vemos alguna gente sentada en sillas mirando al mar...
No tardamos en descubrir que la zona es paso de ballenas... Las fotos no están porque no podemos pasarlas de la cámara en este momento... les dejamos unos cocoteros meciéndose en el aire a nuestras espaldas...

Por cierto, los cocoteros tampoco son naturales de Hawai’i. Con toda probabilidad los trajeron  los polinesios.
En el camino de vuelta a casa, decidimos visitar el valle de Waipio que mencionábamos más arriba, aprovechando que está casi en el camino de vuelta y que a la tarde hace más fresco...



El otro día no se veía Maui al fondo
Ya habíamos asomado con Marc y Pepi, pero ahora nos da tiempo de bajar por la empinadísima carretera hasta la playa. No dejan pasar a coches normales, y bajando se ve porqué...


En el valle aun se cultiva el taro, un tubérculo tradicional polinesio

También hay caballos


Un río que desemboca en la playa
La playa también tiene piedras y troncos, aunque en esta hay trechos de arena.

Parece bastante popular entre la gente local, que viene aquí a bañarse, surfear, pescar, hacer asaderos,..







El repecho para volver arriba es notable, y llegamos de noche al coche. Pero al día siguiente estamos en danza de nuevo...
Maui al fondo desde la seca costa oeste de Kohala

No tenemos intención de ir muy lejos, así que vamos a una hipotética cala con buen snorkel (buceo de gafas y tubo de toda la vida) muy cerquita de casa
El arbusto dominante es Prosopis pallida una invasora originalmente del norte de Perú  con unos pinchos que atraviesan las cholas...

Media mañana y el sol aprieta

El sitio no parece muy de snorkel... vaya, mirando el mapa, parece que nos equivocamos de playa. Es que estos nombres polinesios son todos iguales

Adonde tendríamos que haber ido es a la playa del Lapakahi State Historical Park, que visitamos a continuación:

El parque en cuestión protege los restos de una antigua aldea polinesia que parece fué abandonada a principios del siglo XIX, probablemente por sequía

Rocas ahuecadas usadas como ‘salinas’ , en ellas se ponía agua de mar a evaporar al sol

Hay una playita, pero los carteles prohiben el baño, además de que el mar está movidillo
Dani se empeña en que vayamos al extremo norte de la isla. Una pista de tierra rodea una aeródromo para alcanzar una costa triste y sin ninguna gracia.

Fin de la isla

La pista gira hacia un gran heiau, o altar de sacrificios... humanos, los antiguos hawaiianos eran un pelín sanguinarios. No vamos, porque está un tanto lejillos.  Es la línea oscura en el perfil de la montaña

Desde la punta, mirando hacia la isla, sube una ladera monótona de hierbajos...

Parece que el sol, el calor y la desolación de la punta norte han pasado factura a Dani...
Dani ‘solajiado’
Tanto que acabó en cama con 38.5 para el resto del día...

Para la tarde estaba mejor y salió a hacer alguna foto, como esta del Mauna Kea desde casa

o esta de la Luna y Venus alineados en el crepúsculo vespertino
Por cierto, esta vez, en aras de minimizar peso, no tenemos fotos nocturnas. Ninguno de nuestros móviles ni la cámara compacta de Dani permiten las exposiciones largas necesarias. Pero el cielo en nuestra casita de Kohala es espectacular. La política de protección del cielo de la isla hace que la contaminación lumínica sea bastante escasa, a pesar de encontrarnos cerca de la zona más turística. Mauna Kea, el observatorio, cuenta con ventajas adicionales respecto a La Palma: las poblaciones son relativamente pocas y bastante dispersas, el desarrollo turístico en Big Hawai’i es pequeño, y la isla es tan grande que la distancia lineal entre los observatorios y cualquier núcleo habitado es de varias decenas de kilómetros. Y sin irse a los observatorios, la vista del cielo desde la rampa de la casa, en una zona habitada, era comparable a las montañas de Vilafranca o las cumbres canarias. Y como estamos en una latitud más sureña que Canarias, aquí las nebulosas de Eta Carinae y la Cruz del Sur son perfectamente visibles...

Pero volvamos a la luz diurna y a una nueva excursión. Dani estaba empeñado en ir a la bahía donde murió el famoso capitán Cook, el descubridor oficial para Occidente del archipiélago hawaiiano. El gran explorador, que había navegado por los siete mares y dado varias vueltas al mundo, acabó sus días en una triste trifulca con los aborígenes a cuento de una barca robada, en la bahía de Kealakekua.

La bahía por el lado donde está el monumento a Cook no tiene un acceso fácil, parece que la gente de la isla no quiere que el lugar se masifique. Hay que bajar por un sendero de dos millas y 1200 pies de desnivel...para que nos entendamos, casi 4 km, porque mentalmente las millas son más largas que los 1610 m que miden, y unos 400 m de desnivel, que hay que subir a la vuelta.

El camino comienza a la sombrita, pero a mitad se va por una olada basáltica pelada. Llegando abajo al llano vuelve la sombra

Y se llega a la bahía. Pronto se entiende porqué este sitio es especial. Aquel día había oleaje en toda la costa y sin embargo en Kealakekua el mar estaba como un plato...

Por el lado norte está protegida por una ‘isla baja’ (llanura costera cubierta de lava) , para luego continuar con un imponente acantilado. Leímos que en el acantilado enterraban a los nobles y reyes de la zona, descolgando a ‘enterrador’ y cadaver con cuerdas desde arriba. Una vez emparedado el difunto en el risco, con el objeto de que nadie supiese donde estaba y fuese a robar los restos (codiciados por el poder que emanaban), cortaban la cuerda enviando al enterrador al vacío, muerte tenida por muy honorable...


Junto a aguas tan tranquilas, pasado el sangriento acantilado y al otro lado de la bahía, había un importante núcleo de población, ya que el lugar era idóneo para atracar las grandes piraguas polinesias. Es por ello que Cook recaló en Kealakekua al descubrir las islas, y también un año más tarde, esta vez con tan mala pata...
Un monumento recuerda el lugar aproximado donde murió James Cook...la cadena que lo rodea delimita territorio británico.

Una centena de metros antes, una placa recuerda el lugar y fecha (14 de febrero de 1779) del suceso con más precisión...


Pero si lo que se quiere es exactitud morbosa, hay que buscar una ‘X’ en el suelo a unos 5 m de la placa...Y es que no sólo lo mataron...un poco arrepentidos, los nativos decidieron tratar el cuerpo con honores, descuartizándolo, para ellos guardarse los preciados huesos y enviando la carne en un cesto a los marineros ingleses, como símbolo de profundorespeto... (imagínense el careto de los marinos) Todo estuvo a punto de acabar en masacre de indígenas si el segundo de Cook no hubiese mantenido las cosas a raya. Al final parece que incluso consiguieron recuperar la mayor parte de los huesos, para dar sepultura al gran marino lanzando el amasijo de restos en alta mar


La equis



Pero no se baja allí sólo por la curiosidad histórica. Resulta que el lugar tiene unos fondos increíbles, llenos de peces de todos los colores...
Sin entrar en el agua, en la orilla, están estos amarillitos...



Con gafas y tubo es como estar en un acuario tropical, literalmente lleno de peces...

Mirando pecitos


Persiguiendo a los amarillos
Se trata probablemente del sitio más espectacular que hayamos visto con gafas y tubo, altamente recomendable...Nos despedimos con pena y con la esperanza de que el calor no apriete en la subida...

Bahía de Kealakekua

A la tarde, damos un paseo por Kona, la zona más turística de Big Hawai’i.

Kona

 Entre hoteles, tienditas y restaurantes, se puede ver algun eddificio histórico, como un palacio real (de los reyes de Hawai’i...apenas una casa grande de finales del XIX) o la iglesia:


Y dejamos para el último día la excursión estrella: el ascenso del Mauna Loa... Nuestro compañero Marc, uno de nuestros días tranquilos en Volcano, realizó la ascensión con éxito.  Se tiró todo el día fuera, desde primera hora de la mañana hasta última de la noche y lo primero que nos comentó es que la excursión es larga de narices, y dura. Damos fe...

La única ruta que permite hacer cima y volver en el mismo día es el Observatory Trail, que comienza en unas instalaciones astronómicas en la falda del Mauna Loa, a unos 3400 m de altura (eso es la altura del Aneto, el pico más alto del Pirineo, y solo 300 metros menos que el Teide) La cima está a la nada despreciable altura de 4168 m, lo cual implica un desnivel algo menor a los 800 m. Importante, pero los protagonistas de este blog hemos salvado desniveles más grandes. Pero hay algunos ’peros’...

1) Primero hay que llegar al principio del sendero, lo cual para nosotros implicaba salir temprano y subir desde casi el nivel del mar hasta los 3400 m. La carretera al observatorio de Mauna Loa es buena, pero en total tardamos dos horas en llegar... nos plantamos allí cerca de las nueve de la mañana...

2) Mauna Loa significa ‘Montaña Plana’ y la única manera de que un desnivel de 800 m sea ‘plano’, es que la distancia sea larga ... larga. 6 millas son casi 10 km, sólo ida. Así que tenemos una excursión de 20 km en alta montaña...

3) Y ese es el tercer pero: que es alta montaña. El aire es poco denso y no se puede subir al ritmo que se anda al nivel del mar. Y lo cierto es que a las alturas del Mauna Loa se nota...

Empezamos la épica excursión saliéndonos de la pista nada más comenzar, siguiendo unos mojones que nos llevan directamente...al observatorio. Sepan que no hay que ir al observatorio. Se va por la pista unos trescientos metros y allí aparece una flecha gigante que pone ‘trail’ que nosotros descubrimos al bajar... la chorrada nos retrasó aun más buscando un paso por el malpaís hasta los mojones que marcan la verdadera y evidente subida...
Mauna Kea desde la ladera del Mauna Loa, ya en ruta


Caminando lento pero sin pausa, a lo que Dani llama ‘paso Teide’,  se va ganando altura poco a poco.
El desnivel no es grande, pero no se para de subir. El paisaje es totalmente mineral, no hay ni una sola planta.
Las primeras millas discurren por coladas de lavas ‘pahoehoe’, lo que en Canarias se llaman  lajiales

De cuando en cuando aparece alguna colada ‘aa’, malpaís, afortunadamente el sendero por ellos está bien trazado

Seguimos ganando altura, aparece la nieve. Hoy no hace un frío exagerado, pero el lugar es de chaqueta abrigada...

Más arriba aún, aparecen algunas zonas de cenizas volcánicas ocres y amarillentas, que rompen un poco la monotonía del negro basalto. La inclinación de la ladera, escasa pero constante y el mundo totalmente mineral, hacen pensar en los grandes volcanes de Marte, que comparten estas dos características con el Mauna Loa, a una escala aún más bestia. Y recordemos que Mauna Loa es el volcán en escudo más grande del planeta (Tierra) con 10 km de altura desde el fondo oceánico...



Cada vez más nieve y menos pendiente, pero sin verse cima. Marián va cada vez con más ánimo, Dani comienza a renquear...

Casi nos igualamos con el lejano Mauna Kea...

Por fin asomamos a la Caldera del Mauna Loa. El GPS del móvil marca 3995m :
Lejos se ve la cima, en el borde oeste de la caldera. Quedan, segun reza un cartel cercano, 2.5  millas. Supuestamente hemos hecho un poco menos de cuatro... en casi cuatro horas

Una vista panorámica de la caldera, mejor pinchar en la foto para verla mejor...
Proseguimos la ascensión. Dani está tocado, con síntomas de mal de altura: algo de náuseas, mal cuerpo, cansancio...
Caminamos como medio km y ganamos sólo unos metrillos de altura... 4016 m
Seguimos, pero Dani tiene que reposar cada cierto tiempo. Dejamos la mochila en la ruta para ahorrar esfuerzos. Un cartel indica que faltan aun dos millas...casi tres km y medio, y son casi las tres de la tarde. Marián expone los cálculos mientras avanzamos hacia arriba...al ritmo de Dani, tres y medio y tres y medio son casi 7 km. Y luego hay que bajar todo lo subido. No da tiempo. En un momento de conocimiento, nos sacamos la foto de final de trayecto:
GPS: 4055m de altura. En desnivel faltan apenas 100 m para la cima, pero está a unos lejísimos 3km, que Dani no está en condiciones de recorrer y luego volver. Por esta vez hemos tenido que dejar un reto a medias y dar la vuelta 
Nos queda el consuelo de haber llegado a la caldera, que marca el techo del volcán en escudo, y de haber superado los 4000 m. Ahora todo para abajo...
Uno de los motivos añadidos para dar la vuelta, es que aunque se baja algo más rápido, no se baja mucho más rápido. No estamos en el Teide o en el Monte Pico de Azores, donde una vez haces cima, casi se baja saltando de piedra en piedra; aquí la distancia caminada para subir, también hay que andarla para bajar. Y se baja tan lentamente que los efectos de mal de altura de Dani tardan mucho en mejorar..
Un resuello para tratar el mal de altura en el Mauna Loa...



De nuevo en marcha...


Volvemos a pasar por el cráter rojo...

A lo lejos tambien se ve Maui


El sol va cayendo, el camino es largo, el paisaje grandioso...

Cuando aparece el observatorio, sabes que queda menos, pero queda...

En fin. Subimos a la caldera del Mauna Loa, pero no pudimos hacer cima por el mal de altura de Dani. Son cosas que pasan. En una treintena de subidas al Teide Dani sólo tuvo síntomas leves de mal de altura una vez; quizás influyó la fiebre de los días anteriores, el peso de la mochila, o la edad, que uno va teniendo una...
Pero hemos recorrido bastante a fondo la gran isla de Hawai’i, que nos ha sorprendido y encantado a partes iguales. En esta entrada nos queda despedirnos de Angelisa y Ken, los excelentes y encantadores anfitriones que tuvimos en el norte de BigHawaii, a los que damos las gracias desde aquí.

Camino del aeropuerto hacemos dos paradas de fotos...


Heiau (altar) mandado construir por Kamehameha I alrededor de 1790, cerca del actual  puerto de  Kawaihae

Pennisetum setaceum invadiendo una colada reciente. Muy al fondo, el volcàn en escudo  de Kohala, donde nos quedábamos.
El aeropuerto es bastante casero...

.

Nos despedimos de la gran isla...

En la próxima entrada sobrevolaremos todo el archipiélago con breve escala en el aerpuerto de Honolulu, para seguir, de nuevo con nuestros compañeros de viaje, en la verde isla de Kauai ...

PD. Aunque el grueso de la entrada se escribió en Molokai, ya noss hemos movido de casa e isla...estaremos más liados, así que la próxima entrada más cortita