miércoles, 25 de marzo de 2020

OSAKA. Primeras impresiones del Japón


De nuevo moviéndonos por el globo. Nueve horas de vuelo nos separan de las remotas Hawai’i, donde hemos pasado cosa de mes y medio. Ahora estamos llegando a Japón...
Sobrevolando Tokio, pero no es nuestro destino...
En efecto, continuamos sobrevolando las luces (y las zonas oscuras, que también las tiene) del país del sol naciente, para aterrizar en el aeropuerto Kansai de Osaka. La primera impresión es de tenues luces  de Navidad...
Esta todo lleno de lucitas azules...
Y la primera impresión del aeropuerto es que hay poca gente. Estamos a 5 de marzo; hasta entonces, en Hawai’i, casi no habíamos oido hablar del ‘coronavirus’ más allá de que en Japón habían tenido problemas y habían cerrado museos y espectáculos por varias semanas, y controlaban mucho las llegadas de China.  Lo poco que habíamos oído de España era sobre casos aislados. En ese contexto,   ver el aeropurto tan vacío nos preocupó un poco, pero también es verdad que era de noche, como las nueve y media, no sabemos si eso es intempestivo aquí...Y pasada la zona de llegadas, hay movimiento, aunque casi todos con mascarilla. Pero en Asia eso no es tan raro. Ahora a lo práctico, no hay ningún problema a la entrada, todo fluido, saludos y sonrisas; bastante diferente de nuestra llegada a Los Angeles. Vamos a comprarnos dos tarjetas ICOCA, que son muy útiles para moverse en el transporte público.

Pdte

Nos vamos al tren. Tenemos un trayecto largo. Varios días después descubrimos que estábamos en realidad en una isla artificial hecha a propósito para albergar el aeropuerto y que esta está unida a tierra firme por un largo viaducto...


En rl tren 


De la estación de tren en la que toca bajarse, caminamos por callecitas estrechas y vacías hasta nuestro hotel, siguiendo nuestro mapa del ‘navigator’

Casi no hay nadie, pero también es tarde y las calles son de vecinos, no comerciales.

Nos costó un poco reconocerlo, pero este era nuestro hotel. Para los que siguieron las entradas de Hawai’i, que sepan que se nos acabó lo del intercambio de casa, aquí no se estila mucho. Sólo teníamos uno apalabrado en Okinawa para más adelante. Y para cuando escribimos, no lo tenemos claro, lo de saltar a otra isla en avión. 
Hacemos el ‘check-in’ en una pantalla de tablet que te da las instrucciones, hasta de como escanear el pasaporte, aunque nos liamos con lo de la llave (cosas del jet-lag, seguro, porque era una obviedad) Finalmente conseguimos entender donde estaba y entrar en nuestra habitación.
Impecable. Y sí, lo primero que fuimos a ver fue la taza del váter...
Cuando se llega de noche a un lugar nuevo y desconocido, y Japón lo es para nosotros, hay un halo de misterio en cuanto a que aspecto tendrá el sitio de día. Asomamos bien temprano (también por el jet-lag, en Hawai’i ya sería mediodía) a la ventana para ver como es Osaka...



Rápido a la calle, lo poquito que vimos anoche prometía y pintaba exotiquísimo...Revisando las fotos, en el momento de escribir esta entrada, hace gracia ver todas las cosas nuevas que llaman la atención y a las que luego te acostumbras y ya no les pones asunto. Lo siguiente será una especie de muestrario de novelerío...Advertimos: vemos las cosas con los ojos de dos novatos recién llegados al Japón. Ninguno de los dos somos frikis del manga, de los bonsais, pokemons o de las películas de Kurosawa o cualquier otra cosa relacionada con Japón (Vale, nos gusta el shushi a ambos, vimos Marco, Heidi y Mazinguer de chicos, y las hermanas de Dani seguían Kandy-Kandy y Dani echaba un ojo, pero eso no cuenta). Estamos en Japón porque somos culos de mal asiento con curiosidad por ver mundo, pero nuestros conocimientos previos de cultura japonesa son bastante limitados, más allá de conversaciones con amigos más puestos...Con esta inocencia / ignorancia, vamos a pasear por Osaka. Aunque hay metro, nos vamos a pie.

- Las calles no principales son estrechitas, de casas pequeñas, tranquilas y muy electrificadas, con cables bien organizados por todos lados:



- Encontramos una cafetería con desayuno de té o café, huevo, miniensaladita, rebanada gorda de pan,...Los abuelos mientras desayunan se echan su cigarrito, se puede fumar en el bar.

Cómo un señor, con cara de sueño. Luego vimos que estas cafeterías de barrio no son tan fáciles de encontrar.
- Por todos lados hay máquinas expendedoras. De todo tipo de cosas, no sólo bebidas. Un café en un bar puede costar como 400 yenes (tres euro y medio). En las maquinitas vienen en botellitas de aluminio, valen 100 - 150 yenes y están calentitos y más buenos que el aguachirria de los bares. (Pero te lo bebes al fresquito de la calle, no sentado en una mesa...)

- En las calles pequeñas sólo hay un carril. Cuando hay más, los japoneses conducen como los británicos, por la izquierda (No vamos a decir que al revés, porque medio mundo conduce por la izquierda, lo que pasa es que no es nuestra mitad)



- Es dificil decir si hay más máquinas expendedoras o templos, doblas una esquina y aparecen (es broma, las maquinitas expendedoras son omnipresentes)
El primer templo. Pronto vimos que de estos pequeños, hay por todos lados.
- En la primera gasolinera que vimos, las mangueras cuelgan del techo. Luego hemos visto que también hay de normales. Cuando un cliente ha repostado y se marcha, los empleados hacen reverencias...
Ah, y los coches son minis, si no, observen la furgona y el camión en la calle....
-Aparcamiento de bicis. Menos mal que vamos a pie, porque está todo lleno de botones de colores con combinaciones de Hiragana/Kitakana/Kanji


-En las tiendas hay cosas muy raras, y además, como aquí somos analfabetos, aunque fueran normales muchas veces no sabes que son...Hemos llegado a enviar una foto a nuestro amigo Dani Marín, políglota conocedor del japonés, para asegurarnos de que estabamos desayunando leche.
Hay unas vitrinas con centenares de cilindros con letras ‘chinas’.  Investigando, parece ser que son nombres y la gente los usa para firmar documentos. O algo así.

Si la bolsa tiene foto o es transparente, tienes más pistas, aunque no todas. Los pescaditos dulzones de la izquierda están ricos
- Llegamos a una zona comercial, una calle cubierta con techo, toda llena de tiendas multicolores. No hay mucha gente, pero mirando los horarios, muchas no abren hasta las diez o las once.

Pero algunas tiendas ‘tax-free’ tienen cola antes de abrir...





Donde no hay cola es en la peluquería, y Dani tiene unos pelos que hace semanas que no son del agrado de ninguno de los dos...

Los peluqueros se echaron unas buenas risas pelando al guiri

Llegamos a una de las zonas más emblemáticas de Osaka, Dotonbori, llena de carteles multicolores y de curiosas maneras de anunciar la especialidad del restaurante...




 - Nos pasó como con los canguros en Australia (un comentario que M&D tenemos entre nosotros, cuando vemos algo nuevo que creemos que es raro de ver...¿a ver si es cómo lo de los canguros en Australia?) El primer Kimono, corriendo a sacar foto, no sea que no veamos más...
Si van a Japón no hagan el bobo, que hay chicas en Kimono para ‘jartarse’. Pero todavía no lo sabíamos...

El Dotonbori está cruzado por un canal, estamos en el ‘robellonet’ (el centro mismo) de Osaka
No nos fijamos entonces, lo amarillo es una noria. 

Y emblemático hasta ser símbolo, es el cartel de Glico Man (seguimos sin saber que anuncia)

Otra cola para el ‘tax free’. Pero ahora un señor nos lo aclara.  Es para las mascarillas. Los japoneses las usan mucho de normal, es una norma social para no contagiar resfriados  a otros. Pero con el coronavirus el consumo lleva semanas disparado ( nuestra impresión es que el 90% de la gente las lleva) y escasean. 
- Algunas tapas de alcantarilla están coloreadas.
Charo, la hermana de Marián, colecciona imagenes de ellas; hace años que nos fijamos y les hacemos fotos...
-Las tiendas en Japón son una sobredosis de colores, información y mercancías, todo apretado pero en perfecto orden:

- Esto sí es una rareza japonesa... unas máquinas de juego futuristas y escandalosas, la gente echa unas bolitas metálicas que se pasean por dentro de la máquina, encendiendo luces y emitiendo pitidos a volúmenes inauditos. Parece que si la cosa va bien, ganas...bolitas. Y hay gente sentada con cajas de cientos de ellas. Son raros estos japoneses.

- Una tienda de libros. Ni una letra latina. Y leen los libros al revés, la portada se abre de izquierda a derecha...y se lee de arriba a abajo, aunque ninguna de las dos cosas es absoluta.

- Vale, los dos somos unos ignorantes de la cultura japonesa, pero Dani se pregunta cómo Marián sabe que en las tiendas Daiso hay que entrar porque venden un montón de cosas raras japonesas a 100  yenes...¿?


Al norte del Dotombori se cruza otro canal más ancho y se entra a la parte financiera de Osaka, con grandes y modernos rascacielos. No en vano estamos en la tercera ciudad del país en población.


Queda algún edificio del siglo XIX, cómo la biblioteca pública
Con la poca gente que hay en la calle, y nos encontramos más kimonos...


Una convención de Kimonos...


No hay que hacer fotos a escondidas, si preguntas, ¡las muchachas super-contentas de que les hagas!

Seguimos ruta paralelos al río.


En un parque, nos encontramos con los primeros cerezos en flor. Y no piensen que somos los únicos en hacerles fotos, a los japoneses les entusiasma.




Nos volvemos hacia el centro.
Antigua casa de la moneda en Osaka, de cuando Occidente obligó a Japón a abrirse al mundo


Llegamos a la zona de Umeda, donde está la principal estación de tren y los edificios más altos.


Dentro de uno de ellos, el HEP FIVE, hay una noria.


Sabemos que hay museos y muchas otras cosas cerradas, pero la noria está abierta, no hay cola, y es bastante más barata que el ‘London Eye’, nos subimos a ver Osaka desde arriba:


De nuevo abajo, el cansancio va haciendo mella, que nuestro reloj interno aun está en Hawai’i, donde ahora es madrugada...
Los camiones de reparto parecen de juguete



Es chungo no tener la mente al cien por cien y meterse en el laberinto de la estación de Umeda...



Pero sólo vamos a descansar un rato. Como no es tarde, nos volvemos al centro a ver las luces de neón de Dotonbori:




El restaurante de cangrejos



Bastante más asequibles, nos echamos unas bolas de pulpo envuelto en huevo y verduras

Más paseo


El pulpo era un tentenpié, a orillas del canal nos echamos una ‘okonomiyaki’ y unos pinchos....

De esta sí nos vamos a dormir, mucho, para continuar al día siguiente

Un trocito de la  estación de Umeda... volvimos a perdernos dentro





Como en muchas ciudades que han crecido rápido, es notable el contraste entre edificios separados por unas pocas décadas
Nos vamos a uno famoso, el ‘Umeda Sky Building’ construido en los noventa.


- Los carteles de advertencia son un tanto infantiles a ojos de occidental...

Pero el peligro se entiende...
El edificio es un enorme arco del triunfo, con unas escaleras mecánicas que flotan sobre el abismo para acceder a las plantas superiores.
Aunque la chica de la oficina de información que hay al lado nos dijo que estaba cerrado, nosotros seguimos a gente por los ascensores y llegamos arriba...

La azotea sí estaba cerrada, pero desde las escaleras transparentes se ve la ciudad:

- Todo el mundo ha oído hablar de los baños japoneses. Este blog no va a dejarles con la duda...
Sí, hay un montón de botones en japonés. En algunos hay una descripción gráfica  de lo que hacen, y si no, se puede jugar con los botones a ver que pasa. Tampoco tienen tanto misterio, la mayoría te lanzan un chorrillo de agua (potente y caliente) a las diferentes partes bajas, y para pararlo hay que volver a apretar el botón (si te levantas del susto, el chorro salta al techo...)


De vuelta a la estación, vamos a movernos a otra zona, aunque en realidad sólo la atravesamos y vamos a pie, andarines que somos
Umeda
- Otro templo. En ellos te encuentras de todo. Podemos imaginar el tipo de peticiones que la gente cuelga aquí frente al altar

Ya les dijomos que los coches son pequeños. Esto es una furgoneta de carga
Osaka fue en el pasado, igual que ahora, una próspera ciudad comercial. Y prueba del poderío quedan en la parte Este del centro el enorme castillo de Osaka, comenzado a construir en 1583.

 Los muros y el gran foso que lo rodea son originales. El castillo en sí es una reconstrucción del que había en el siglo XVII, bastante fiel, acabada en 1931. 




Al lado los modernos edificios de una ciudad que fue bastante dañada en los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y que por tanto no conserva mucha cosa antigua.

Más pasillos comerciales, ahora algo al sur de Dotonbori, en el barrio de Tennoji


Ajedrez japonés
Hay que reponer fuerzas en un bar de pinchos a la japonesa:




En Tennoji hay otra torre emblemática de la ciudad:


La bola inflada anuncia que estamos junto a un restaurante donde sirven Fugu, el famoso pez globo que si te lo preparan mal te mueres... de momento lo dejamos estar.


Tennoji también es zona de comercios de electrónica y tecnología...


Y ya han visto que la taza del váter aquí es un elemento tecnológico que te cagas...(nunca mejor dicho)
Esto incluye el ‘manga’ y toda la cultura relacionada:
Juraríamos que este es Mazinguer Z


No es una tienda para chiquillos. Hemos visto señores hechos y derechos  que ponen a posar muñecas frente a paisajes o monumentos y les hacen fotos con el móvil. Y no necesariamente muñecas, a veces son robots de cómic... 

A ojos europeos a veces todo esto tiene un aire a perversión...
Nada disimulado en ocasiones..aunque aquí creemos que no es lo que parece:
Este local en concreto es un Slot/ Pachinko... las salas de juego de las bolitas, ... en nuestra ignorancia cultural,  ¿el equivalente a un bingo?



Desembocamos de nuevo en Dotonbori, lugar obligatorio de noche:




Un último vistazo a ‘Glico Man’, que mañana nos movemos de sitio.


Con él cerramos este primer vistazo a Japón. Esperemos que ningún amigo friki se haga el ‘harakiri’ leyendo las numerosas imprecisiones que hayamos podido colar. Iremos haciendo el esfurzo por entender algo de las rarezas de este país....
Con el mayor de los deseos de que las cosas mejoren en España (y en todos lados), nos despedimos hasta la próxima entrada, en Kyoto.



1 comentario:

Daniel Marín dijo...

¡Qué poca gente se ve por las calles! ¡Y todos con mascarillas! Me ha llamado la atención los carteles de solidaridad con Wuhan por las calles. Bueno, ¡pásenlo bien y cuídense mucho!