sábado, 7 de marzo de 2020

Kalalau, Kauai



Cuando preparábamos nuestro viaje a estas islas míticas, nos aparecieron pronto reseñas de un sendero que algunos se atrevían a calificar como ‘el sendero más bonito de América’ (probablemente refiriéndose Ámerica sólo a Estados Unidos) No nos atreveríamos a ser tan categóricos, pero con esas referencias decidimos que si hacíamos alguna ruta de acampar, sería esta. Conseguimos permisos con dos meses de antelación, Y apalabramos la tienda y los sacos con Tommy y Anita, que serán nuestros anfitriones en la siguiente casa de intercambio en Kauai, pero a los que hacemos una rápida visita días antes de la ruta ¡grácias!

Ya in situ, un poco de logística por si alguien aterriza aquí en busca de información. En la última entrada decíamos que el acceso al sendero del Kalalau, en el norte de Kauai, se ha complicado (aún más ) desde que piden permiso para TODAS las rutas en la zona. Aunque nosotros tenemos permiso para hacer el Kalalu desde hace meses, para los días 4 al 6 de febrero, no  contábamos  con la imposibilidad de dejar el coche en algún lugar cercano a la ruta...(en realidad la idea original era no tener coche para esos días pero era más caro hacer dos alquileres separados que uno seguido)

El servicio de este parque complica bastante el asunto, al tener rápidamente agotadas las plazas para estacionar al inicio del sendero, por mucha antelación que uno intente tener...lo mismo que los shuttles, también vendidos todos los que permiten una entrada a hora razonable, y a eso añadir que estos shuttles sólo ofrecen para dejar el coche dos posibilidades, ambas en Princeville:  un aparcamiento a 15 minutos de distancia a pie por el que se paga 35 $/día ( y dormir dos noches en el Kalalau son 3 días de aparcamiento) o otro al lado...a ¡¡ 75 $/día !!
El gran problema es que en Kauai está prohibido aparcar de noche prácticamente en todo el norte de la isla, y preguntamos y parece que son estrictos con el asunto.

Sin entrar en más historias para pasar ya a las fotos, decir que al final nuestra solución fue:
1) dejar el coche en la casa donde estábamos de intercambio
2) parar un vecino en la calle que se iba para que nos bajara a la carretera general, porque allí los de UBER no subían...
3) guagua de línea que por 2 dólares cada uno nos llevó a Hanalei
Hace un pedazo de día en Hanalei...

4) a dedo las cuatro millas que faltan. Nos llevan en dos tramos. La pareja que nos llevó en el segundo se enteró, como el. 99% de los que llegan a la entrada, de que no pueden ni asomar si no cogen el shuttle (posiblemente ya sin plazas) desde Hanalei/Princeville...
Pero nosotros tenemos nuestro pase (nos lo piden dos veces) El segundo ranger nos pregunta por nuestros víveres y el agua que llevamos, comentando que el agua que corre por los ríos, sobre todo si ha llovido recientemente, no es recomendable. También entendemos algo de lluvias y posibles inundaciones que te pueden dejar enganchado a media ruta. Pero nos ve preparados y nos da el visto bueno para iniciar nuestra travesía. Son 11 millas hasta la playa de Kalalau, aunque también hay una zona de acampada a las 6 millas.
La ruta se inicia en la playa de Hā'ena, protegida por una barrera de corales, pero como a lo tonto son las 11 de la mañana, hay que empezar a tirar
Hay un primer ascenso por sombra tropical...


En la parte alta comienzan las primeras vistas del largo acantilado:

Y los bosques frondosos y no tan frescos como pudieran parecer en las fotos se suceden...


A las dos millas aparece el primer valle con riachuelo que atravesar. La gente que sólo entra un día no tiene permiso para continuar más allá de este valle, aunque pueden hacer una ruta riachuelo arriba hasta una cascada a cosa de una hora de distancia. A nosotros no nos da tiempo, aun quedan 4 millas de sube y baja hasta el primer campamento ... y las millas ya tenemos comprobado que son súper-largas
Sólo da tiempo de entrar y salir en la playa de la desembocadura del Hanakāpi'ai Valley.  El mar está movido y tampoco es muy recomendable estar mucho.
El paisaje se hace cada vez más espectacular.




Y durillo. Las subidas y bajadas son continuas, y hace calor a pesar de la sombra. Además, hay algunos tramos con bastante barro que dificultan algo el avanzar. Comenzamos a dudar que lleguemos a la playa. Es bastante probable que nos toque quedarnos en el campamento de la milla 6.

Los valles se suceden. Cuando aparece uno se baja, pero después tocará recuperar la altura al otro lado...




Las cuatro de la tarde, llegamos al valle de Hanakoa...donde casi seguro habrá que pasar la noche

Vale, hay un riachuelo bonito:
Son casi las 4 y media, llevamos 5 horas para 6 millas y nos quedan 5 (millas) para la playa, con poco más de dos horas de luz... los cálculos nos recuerdan un poco al Mauna Loa, donde tuvimos que rendirnos a la evidencia. Pero la zona de acampada es bastante desangelada, no hay prácticamente nada que hacer allí ni lugares a los que asomar, la perspectiva de acampar no nos entusiasma. Consultamos el mapa, las cinco millas que faltan no parecen tan irregulares como las que ya hicimos, y en todo caso la última parece que va por la misma orilla, así que en caso de hacerse de noche aun sería practicable...Continuamos hacia la playa:
Dejando atrás el valle de Hanakoa
Un señor acampado nos corrobora que aun tenemos tiempo de llegar a la playa:  debemos tener pinta de cañeros...así que apretamos el paso.


En algunos blogs y páginas consultadas, y el señor acampado, nos hablan de un ‘paso malo’... ‘the Crawler's Ledge’. Ni caso, cualquier sendero canario de risco tiene pasos más malos.
Cruzando ‘the Crawler's Ledge’. Un sendero ancho que asoma al acantilado ... ni siquiera cae en vertical, es una ladera de piedras

Cómo Dani es el que lleva la cámara, sale en menos fotos...pero también estaba

Los que si son escarpados son los riscos de arriba
No hay tanto sube-baja...pero sí un sube-y continúa subiendo. De pendiente moderada, pero sin parar...


Va cayendo la tarde y aquello no baja


De repente, el sendero se vuelve llano, y después de doblar un risco, aparece el gran Valle de Kalalau
A partir de aquí el sendero baja por una ladera de arcilla rojiza. Parece que hasta llegaremos de día a la playa.
Va cayendo el sol, pero ya falta poco...

Cruzamos un barranco con agua (la que recoge el valle) y llegamos con la luz justa para ver la playa...
y montar la tienda, en un rellano en medio de los árboles, cerca de otras, en un sitio que resultó ser una mala elección. Aquella noche aun pudimos disfrutar de los acantilados iluminados por la luna...
Pero a eso de las cinco de la mañana empieza a llover y a las seis, lo hace torrencialmente. Tanto, que en un cierto momento descubrimos que la tienda estaba flotando en un charco de agua. Ropa y sacos a toda prisa a la mochila, nos toca desmontar la tienda con el agua por los tobillos en medio de una gran charca. Por fortuna la tienda es bastante impermeable, y conseguimos salvar bastante la ropa, no nosotros que nos bañamos bajo la lluvia.

Foto charca pdte

Una vez puesto todo lo nuestro bajo el techo de una cabaña de ranger a una centena de metros nos toca hacer vida social y contemplar la lluvia...Hasta el mediodía casi no podemos asomar a la playa:
El agua cae desde las montañas, de las cuales no se ven las cimas. Las paredes son espectaculares










Como ven, los ratos que no llovía había que aprovecharlos para hacer fotos...

Ya por la tarde, con la tienda moderadamente secada al viento, montamos de nuevo, poniendo cuidado de no instalarla en ‘zona inundable’
De hecho, la plantamos sobre arena, que filtra rápidamente el agua,  y muy cerquita del mar

Pasamos nuestra segunda noche en Kalalau. El estruendo del mar es intenso, y de madrugada vuelve a llover, Y por la mañana, continúa lloviendo...
La mañana pinta más chunga que ayer






Recogemos, montamos mochilas, y nos vamos...
El principio del camino de vuelta está inundado
Al llegar al último riachuelo del día de la entrada, el primero de hoy la cosa pinta mal...

Todos los que salieron esa mañana, antes que nosotros, y algunos que llegan algo después, nos reunimos a orillas del río de momento intransitable...

Fto pdte

Nosotros asomamos a un risco cerquita donde hay una vista magnífica del valle.

Volviendo al barranco, la gente continúa contemplando el río a la espera de que baje el nivel. Se pone a llover y para nosotros es evidente que el caudal apenas ha bajado en el tiempo que estamos por allí, así que nos volvemos a la playa, si eso, ya vendremos más tarde.
Continúa lloviendo, pero en la playa hay un techito

El mar está potente
Al tiempo que nosotros, más o menos, también regresó la gente que conocíamos del día anterior, una familia de Colorado, otro chico casualmente también de Colorado, dos surfers de Los Angeles... pero mucha gente se quedó toda la tarde contemplando el río a la espera de que bajara el nivel...

Y lo sabemos porque sobre las tres, hora límite que nos habíamos puesto para salir de Kalalau y acampar al menos en la milla 6, a medio camino, Dani asomó a ver como estaba el barranco y se los encontró sentados en las mismas piedras que los vimos a media mañana ¿¡!?
Cabras en Kalalau
Mientras, nosotros, pudimos disfrutar, primero a ratos, y después al completo, de la playa...hasta llegó a salir algún rayito de sol


Nos dio para secar todo

Un pollo volandero de ‘rabijunco’ , probablemente caído por el viento desde el acantilado. Aunque lo mejor es dejar a los pollos donde están, la gente de la playa se empeñó en ‘rescatarlo’. Un muchacho de Nueva York que lleva dos semanas viviendo en Kalalau, con intención de pasar tres meses, se iba a encargar del pajarillo. (Esperemos que las reservas de grasa del bicho le dieran para desarrollar las alas y despegar, porque es un tanto difícil alimentar un ave totalmente marina...) 
Llegamos a hacer una tercera incursión en el barranco, esta vez sólo por curiosidad, porque ya teníamos decidido pasar la noche en la playa ... allí continuaban los de la mañana. Sólo un cambio, un señor, que supimos que era marine americano, había conseguido lanzar una cuerda al otro lado del río, y ahora se disponían a comenzar a cruzar... nos quedamos a ver al primero, el marine, que pasó sin problemas con el agua por los muslos, y nos volvimos a nuestra playita. Para lo que quedaba de luz y todos los que habían de cruzar más nos valía. La tarde se quedó espléndida.



Sensación Robinson Crussoe



Gotas de lluvia al atardecer, que esperamos que no vayan a más
Montamos la tienda en la playa, para volver a oir el estruendo de las inmensas olas. Por la mañana, recogemos para despedirnos del paraíso pasado por agua.
El sendero está embarrado, pero más seco que ayer...


El río tiene un cauce más normal, y el agua está lo suficientemente clara para ver el fondo y por donde pasar...(y Dani se quedó con la ruta del marine)

Subida del repecho de arcilla roja. Comenzamos a adelantar gente, algunos son los que cruzaron ayer...para acampar sólo unos cientos de metros al otro lado del río.

Ahora es todo el mismo camino pero de vuelta, pero el día es totalmente diferente al de venida.

Ya nos lo dijo algún amigo: ‘ ustedes no están en Hawaii, sino en Anaga, Tenerife..’,  viendo esta foto se podría pensar


Despidiendonos del Circo del Kalalu






Dos guayabillos verdes, aunque de lo que más comimos fue  maracuyá  (fruta de la pasión), también introducida e invasora







Atravesando de nuevo ‘the Ledge’





Algún riachuelo va con más agua que el otro día 

Ya falta menos... o eso parece
Hasta aquí nuestra crónica de la excursión más aventurera de estas islas. No tenemos fotos publicables del final de la ruta porque se agotó la batería del móvil de Dani y además comenzó a llover. Llegamos bien pero cansados al final de la ruta, y aún hubo que hacer dedo a Hanalei, agarrar la guagua a Pai’a, y allí contactar con nuestra anfitriona para que nos alcanzara a su casa a recoger el coche..
En la próxima entrada nos quedan unos días en Kauai con nuevo campo base... a ver si aceleramos la publicación, porque el blog va con algo de desfase viajero...

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