jueves, 30 de abril de 2020

de nuevo en Kyoto



Takayama, 30 de abril 2020

Seguimos en Japón, lo cual quiere decir que hay material para un buen puñado de entradas. De momento, aprovechamos el ‘respiro’ que nos estamos tomando en este lugar del interior japonés para de cuando en cuando ir actualizando. Volvamos a hace un mes...


Volvíamos del Kumano-Kodo con la impresión de que Japón estaba también cerrando todo, pero habíamos dejado la decisión de volvernos a casa hasta ver qué se respiraba en Osaka y Kyoto...
 Estamos a 19 de marzo, nos alojamos en un pequeño hotelito de KYOTO no lejos de la estación que nos sale por unos 30 euros la noche, y que además tiene cocina...



Llegamos con luz de la tarde suficiente para pasear hasta el río:

Canal por el camino


El río
Hace bueno, y se ve gente en las calles; comparado con Kii-Katsuura, esto parece la verbena de la Paloma.


Callejeamos un poco antes de recogernos:

Pontocho, una calle super típica. A ver, hay gente, pero hemos visto fotos de estos lugares abarrotados. Con la situación con el Coronavirus en su momento, cuando sólo estaba en Asia, mucho viaje organizado desde Europa fue anulado. Luego donde se complicaron las cosas fue allá. Como consecuencia, prácticamente no queda ningún occidental

Todos japoneses, y casi todos, con mascarilla

 Nuevo día, nuestro primer objetivo es volver al Palacio Imperial, que la otra vez estaba cerrado
Bueno, no hay millones de personas, pero hay gente en la calle...

El palacio está en medio de un parque enorme (ya lo mencionamos unas entradas atrás) en el que se pueden encontrar rincones curiosos:


Hoy sí está abierto, te miran la mochila y te dan una chapitas de invitado, pero la entrada es gratis, creemos (la verdad, ya no nos acordamos)

El parquing de las carrozas de las visitas al emperador


Pasamos al Palacio principal...
La puerta del patio


Vista general del edificio principal, al que no se entra. 
Como pasa con muchos edificios japoneses, el palacio que vemos es una reconstrucción, esta de 1855; versiones anteriores fueron pasto de las llamas. Pocos años después, con la ‘restauración Meiji’, la capital pasó de Kyoto a Tokyo, de modo que los emperadores también mudaron residencia. Aun así, conserva gran importancia, siendo el lugar donde se hizo la ceremonia de coronación de los emperadores Taisho y Showa (Yoshihito e Hirohito, respectivamente. Los emperadores reciben un nombre póstumo, y parece de mal gusto referirse a ellos por su nombre original...)

Después de culturizarles un poco... (que sería de este blog sin estos pequeños apuntes... recuerden que en azul, si pinchan se pueden perder ampliando información...Dani a veces se enreda leyendo los enlaces de wikipedia que propone...retrasando sobremanera la publicación de entradas)...eso, después de culturizarles un poco, vamos a los jardines del palacio, donde cada rama de arbolito parece ocupar su lugar adrede



Saliendo del palacio, en los jardines del parque, hay un grupo de cerezos en flor. A los japoneses lo de las flores les puede...(y visto ahora en retrospectiva, igual se emocionaron un poco pronto...)

Muchos vienen con el bebé, el perro, o las mejores galas a hacerse fotos
Continuamos ruta a otro templo que se nos había quedado atrás. Kinkaju-ji, el templo de oro.


Uno de los lugares más fotogénicos del viaje (Dani lo tiene ahora de fondo de pantalla en su móvil, pero los que nos conocen saben que la foto se la puso Marián)

Si pincharon el enlace de arriba, de nuevo sabrán que aunque el templo es del siglo XIV, lo que vemos es...otra reproducción, esta de los años 1950s, pero el edificio y el entorno no dejan de ser fantásticos...

... laguitos, montañas, jardines y otros templos por doquier

Ya fuera, volvemos en guagua urbana y pie a nuestra zona. El trazado de las calles de Kyoto es una malla rectangular de calles que siguen los puntos cardinales. Como estamos en el Equinoccio, el sol se pone justo por el oeste estos días, inundando las calles con orientación este-oeste de luz.  (Para los no puestos, eso de ‘el sol sale por el este y se pone por el oeste’, sólo es cierto un puñado de días alrededor de los equinoccios, cualquiera mínimamente observador se da cuenta de que el sol va desplazando salidas y puestas hacia el norte o hacia el sur dependiendo de la época del año...)

Equinoccio en Kyoto

Nos vamos hoy a Arashiyama, a menos de media hora en tren de Kyoto, famoso por un sendero entre bambús de esos que salen mucho en las redes sociales del postureo (Vale, nuestro blog puede a veces pecar también de ‘postureo’...somos ciudadaanos del siglo XXI y es inevitable)

Y sí, hay bambús en el pueblo...
Además del paseo de los bambús, (luego), hay calles agradables y jardines que vale la pena visitar, como los del templo Tenryu-ji ( -ji tiene pinta de significar ‘templo’)

Cerezos y rhododendros en flor hacen la delicia de los turistas, nosotros, y los locales...

Una de las salas del templo y su estanque Zen

La vista sentado en el escalón del templo ( entrar al templo cuesta 500 yenes más, que no es mucho, pero nuestra experiencia personal en otros es que ves unos tatamis y unos budas escondidos en altares que en nuestra ignorancia no se diferencian en nada de los que ves en templos gratuitos...)

La costumbre de hacerse fotos en Kimono le da a Japón un punto pintoresco inigualable
Vamos al caminito de los bambús. Encantador, bucólico, y como no estamos acostumbrados, casi masificados ( los que hayan ido en verano normal, alucinarán de lo vacío que lo pillamos )




Aprovechamos para ver más lugares de Arashiyama
Hace muy bueno y medio Kyoto parece haber venisdo a pasar el día



Cerca de la estación del tren turístico (hay uno) han hecho  un ‘jardín de los kimonos’ donde la juventud disfruta haciéndose fotos


Continuamos hasta el río, que se cruza por un puente medieval ( sí, reconstruido, siempre hay alguna crecida o terremoto para cargarse el original) y llegamos a un ensanche del rïo donde la población local pasea en plan romántico.


Nosotros somos más de la soledad del monte...


y de sentarnos a ver fluir el agua del río...





Otro día. NARA es una ciudad a cosa de una hora en tren desde Kyoto (algo más si te bajas en la estación equivocada, preguntas al revisor en inglés ‘¿esto es Nara?’ , te responde en japonés, ‘ SÍ, este tren va a Nara’ y tu te quedas viendo como se va el tren a Nara, para descubrir cinco minutos  después que has hecho el bobo...)
En fin, poco después pasa otro tren que efectivamente te lleva a Nara:



Pero uno no va allí por sus calles modernas. Nara fue la capital de Japón poco antes de serlo Kyoto, allá por el siglo VIII, concretamente entre 710 y 784 (por situarnos, los primeros años de los musulmanes en la Península Ibérica, o la transición de Merovingios a Carolingios en Francia...) La capital se trasladó a Kyoto entre otras cosas por la creciente influencia que el budismo de Nara estaba ejerciendo sobre el gobierno. La capitalidad se fue, pero los templos quedaron. Y ciervos, muchos ciervos...
Son sagrados... y confianzudos
Muchos de los templos de Nara están declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Veamos unos cuantos (todos, imposible)
Uno de los edificios del Kōfuku-ji

Págoda, en el mismo complejo de templos.

Ciervo reposando 



Se pueden comprar unas galletas por doscientos yenes y darles de comer. El problema es que haces el gesto de ir a sacar algo de la mochila y tienes a cuatro arrimados,,,
Por el camino al ‘imprescindible’, topamos con un jardín que es gratis para turistas extranjeros que enseñen el pasaporte (si te dejas el pasaporte son 200 yenes, que tampoco es mucho)
Jardín Yoshikien
El templo que no se puede dejar de visitar es el  Tōdai-ji
Puerta

Al cruzar, se ve el enorme edificio de madera

Un ángulo con menos gente




El edificio principal alberga una enorme estatua de Buhda, originariamente del siglo VIII, aunque esta es una refundición en bronce del XVI

Para hacerse una idea del tamaño, hay que verla con gente al lado


 Una columna del templo tiene un hueco, donde dicen que si eres capaz de atravesarla, alcanzarás la iluminación. Mayormente la atraviesan niños... Dani también:



Seguimos por Nara. Yendo a otro altar más apartado, nos metemos por caminos en el bosque flanqueados por farolitos de piedra cubiertos de musgo...






Kasuga taisha



Un cartel nos asegura que este enorme alcanforero ya estaba aquí hace trescientos años

Además de los templos principales, hay decenas de mini-templitos, ofreciendo lo que todos buscamos, dinero, salud, amor...
Este ofrece lo tercero...parece

Ya ven que es popular entre las jovencitas. Se escribe un papel, se  pone en el agua con una moneda de 10 yenes para esperar que se hunda... 


También paseamos por calles residenciales en nuestra vuelta al tren. Algunos vecinos profesan devoción en el cuidado de sus jardines.




Día de reposo en Kyoto. Sale un día soleado y bonito para pasear, nosotros, y media ciudad.
Una asomada a la pagoda y aledaños del templo Tojī


Pero la acción esta en los parques donde los cerezos comienzan a florecer, como cerca del museo del ferrocaril:


Los museos llevan meses cerrados en Japón, sólo es visible lo que está fuera
El jardín Umekoji esta lleno de gente con el pedazo de día que hace. Casi a 20 grados y sol



Por la tarde entra algo de fresquito, y la gente se recoge
Un poco de birujillo y la gente se esconde...


Hoy nos vamos al ‘lago’. Si miran un mapa de Japón, sólo un poco al norte de Kyoto se ve un enorme lago, que resulta ser el más grande del país. Nosotros, noveleros, nos vamos a verlo.
¡Conseguimos mascarillas, el artículo imposible!

Nos vamos a Biwa-ko (ko es lago)
El punto más cercano es Ōtsu, una pequeña ciudad a 20 minutos en tren de Kyoto

A orillas del lago Biwa en Ōtsu. La foto no lo transmite, pero hace un viento gélidomy desapacible

Además de verse el lago, hay varios templos, nosotros visitamos uno:


Desde lo alto se tiene buena vista de la ciudad y el lago:


Un templo que se precie de serlo tiene su págoda

En este también hay una biblioteca:

Los cajones donde se guardan los documentos

Tomamos un nuevo tren para costear un poco el Lago Biwa por su orilla oeste. Muy lejos de aquí, en la zona de Hiroshima, hay un arco Tori muy famoso y fotografiado en la isla de Higashima. Pero nos han dicho (y confirmamos) que está en restauración e invisible. Y resulta que aquí, en el lago, hay otro parecido también  muy popular en Instagram (si no sale en las redes, no existe...)
La parada es en el pueblo de Omi-Takashima. De allí hay un pateillo de unos treinta- cuarenta minutos, cruzando un humedal con patos y orilleando por el lago. A nosotros nos llueve por el camino, pero allá vamos, por insistencia de Dani...






El Tori es fotogénico, pero está justo al lado de una carretera enormemente concurrida...eso no sale en  instagram:

Pero si uno no mira para la carretera y se abstrae del ruido de los camiones, el lugar es bonito, con una gran vista de todo el ancho del lago.

Hicimos como decenas de fotos, les ponemos dos de cuando le dió el sol y se veía más ‘guapo’
Torī de Shirahige



Nos volvemos hacia el tren. (..on such a winter’s day...Los Angeles nos queda en la noche de los tiempos)
Playa,  cerrada, a orillas de Biwa-ko

De vuelta en Kyoto
Al siguiente, tenemos mucha mejor temperatura para ir de mercadillo, junto a un templo no lejos del de oro.
Quincallerías, trapitos, telas. Nos compramos unos cuenquitos japoneses a 100 yenes cada uno, y Dani pudo encontrar un puñado de monedillas antiguas ...También comimos bolitas rellenas de pulpo.


El templo junto al mercado también es digno de visita, sin ser de los más famosos:
Kitano Tenman-gū

Los tonelillos contienen sake

Hay jardines ...

Y donde hay jardines, hay gente haciéndos fotos...

El resto de la tarde la pasamos en el parque del palacio real, donde la población local, y nosotros, nos echamos al sol y sombra, y hacemos fotos:



Un paseo al lado del río al atardecer...



No toda la juventud viste kimono, también hay otras estéticas



Mañana nos damos un salto. Volveremos pronto a Kyoto, donde estamos a la espera de que lleguen nuestros pases de tren que nos iban a traer Fran y Astrid. En la próxima entrada, Kobe


—Apéndice—

El blog será dificil que se ponga al día. En el mes y algo que ha pasado desde lo que contamos en la entrada hemos viajado mucho, y lo iremos contando, prometido, pero cuando podamos. Ahora escribimos desde Takayama, una ciudad pequeña en los Alpes Japoneses donde hemos establecido base al encontrar un alojamiento agradable. Llevamos aquí una semana, con la alerta sanitaria que había comenzado con Tokyo y otras seis prefecturas extendida a todo el país. Aunque los números de Japón están lejísimos de los de Europa y América, y además parece que mejoran, seguramente la alerta se extenderá más alla del 6 de mayo previsto por prudencia. Y aunque aquí no hay confinamiento, sí que hay mucha reducción de la actividad, incluyendo los transportes en autobús que ya han frustrado varias de las visitas que teníamos previstas en el estado de semi-norrmalidad que hasta el momento se respiraba en el país. Todo esto hace que estemos mirando ya opciones para ir volviendo. Pero de momento, unas fotos de hoy, un día que nos ha salido bonito y con temperaturas por fin por encima de 20 grados...
Aquí seguimos, disfrutando de Japón en circunstancias extrañas...

Justo arriba de casa (la nuestra es la de las ventanas detrás del techo rojo)

Este cartel nos da un poco de respeto, pero luego vimos gente paseando...



No apareció el oso, sino un buen puñado de abuelillos paseando


Huerto de puerros



Una casa japonesa



Hay que aprovechar el espacio
Todos con mascarilla
(Behind the scene...) Dani escribiendo esta entrada