sábado, 22 de julio de 2023

Salvador da Bahia, Brasil


Ya instalados en Brasil. Tenemos el 'jetlag bueno' de cuando viajas al occidente (ese que te estás cayendo de sueño a las 8 de la tarde, porque para tí es la una de la madrugada pero a las 6 de la mañana estás en planta),así que nos disponemos a salir temprano a turistear por Salvador en nuestro segundo día de viaje. Primero un paseo, de nuevo y porque nos queda cerca, hacia Pelourinho.




Nos habíamos dejado ayer el Convento de São  Francisco... que resulta ser un imprescindible de Salvador:

Por un callejón llegamos a esta fachada barroca espectacular, que pensábamos que era la entrada principal, pero resulta que da acceso a la Iglesia y claustro de la tercera Ordem de São Francisco.
Golifiando en internet, descubrimos que la fachada de 1705 estuvo oculta hasta los años '30 del siglo XX ... 

El claustro está lleno de azulejos traídos de la Lisboa anterior al terremoto de 1755, lo que da idea de la prosperidad de la ciudad en los tiempos de la caña de azúcar y la capitalidad de Salvador de Bahía (1549 - 1763)

Claustro

El interior es una reforma neoclásica de principios del XIX...es que me leí el enlace que les pusimos más arriba...


Con la entrada, además de la iglesia y claustro se pueden visitar otras dependencias, y si se compra la conjunta, que sólo cuesta 15 reales en vez de 10 (3 euros en vez de 2), también se visita la Ordem primera, que es la espectacular...

Dependencias


Vistas al exterior

Con una pulserita que te dan con la entrada conjunta, pasas al claustro de la Ordem Primeira de São Francisco... También azulejos al más típico estilo portugués:






Pero donde se les fué la pinza hasta el paroxismo es en el interior barroco cubierto de oro : 



¡ Wahla !

Una visita desde luego imprescindible si van a Salvador. Salimos fuera y tenemos a la vista el Largo de São Francisco y a lo lejos la catedral que ya visitamos ayer:




Fachada de la iglesia de São Francisco

Pero hoy nuestro objetivo, aunque nos hayamos entretenido en el trayecto, era asomar a la zona de Barra, la punta de la ciudad que marca la entrada a la Bahía de todos los Santos:

La guagua nos deja frente a una playita apretada de bahianos... (Estando en Brasil, igual Marián esperaba una playa de cocoteros, pero no es el caso)

Cómo playa ya tenemos por nuestras tierras, seguimos la costa en dirección a la Mar Océana...

Un poco más adelante, pasado el Forte Santa María que se ve al fondo de la foto anterior, vemos la reproducción de un padrão, una marca que los portugueses dejaban en la costa para dejar constancia de que habían pasado por allí... Por Namibia vimos algún otro...


Al lado, se levanta el Forte de Santo Antõnio da Barra, una defensa levantada por los portugueses para defender la entrada a la bahía de franceses y holandeses entrometidos...


En medio del fuerte se levanta el faro más antiguo de sudamérica, o eso rezan los carteles. El de ahora es algo más moderno, mediados del XIX:

El fuerte alberga un museo marítimo interesante que habla de los orígenes e historia de la bahía y recoge piezas rescatadas  de un naufragio del siglo XVIII.
Globo con las constelaciones para hacer cálculos náuticos. Cómo estamos en el hemisferio sur, las estrellas de arriba son las correspondientes a éste, y para ver las de la Osa Mayor hay que agacharse.

Desde el fuerte se ve la continuación de la costa hacia el norte:

Nosotros seguimos con paradita para una 'carne do sol' (que recuerda a la carne cochino que se echa uno en los ventorrillos canarios) y un buchito de cerveza local : en todos lados te ponen la botella de 600ml con funda para mantener el frío.

Dani se echa una lanzada al agua para coger tres olillas a pecho, como los locales, y seguimos hasta la ponta do Cristo...

De vuelta al atardecer, se congrega gente en el Forte de Santo Antõnio par ver la puesta de sol... Nosotros no esperamos hasta tan tarde (aunque estos brasileños tienen horario solar y el sol se va a eso de las cinco y pico) 

Al siguiente nos iremos un poco más lejos...

El espectacular desayuno de productos brasileños servidos con estilo francés de Natalie en su Pousada Esmeralda.

El paseíto por nuestro barrio...

Preparando un concierto para la tarde

Pero para hoy seguimos los consejos de Natalie, que nos ha recomendado una ruta:
Bajando desde casa en dirección contraria a Pelourinho llegamos a un mercado de pescado:


Los 'camarões' son un artículo muy popular

Más adelante nos adentramos en el mercado de São Joaquim, un apretado laberinto de tiendas de frutas, verduras, carne y triperios varios, cachivaches, etc:



El mercado está en el puerto, a pies de una bonita iglesia. Frente a ella cogemos la guagua (ómnibus) a Ribeira

Llegamos a Ribeira, un barrio con playa dentro de la Bahía. Una iglesia marca la punta de la península donde se asienta la población.

Estilo brasileño de ir a la playa: alquilan sombrilla y sillas, piden la comida y bebida en el mismo lugar de las sombrillas y a cuerpo de rey se relajan contemplando el mar... Ahora entendemos porque nuestro cuñado brasileño Adriano (¡un abrazo desde aquí!);nos ve a los canarios como unos hippies arrastrados cuando vamos a Patalavaca 😂...


Nosotros lo de la sombrilla en la playa no, pero acabamos bajo una en el paseo haciéndonos una 'Moqueca de camarões' que tardo en llegar, pero valió la pena:



Seguimos la orilla, hacia el barrio donde se levanta la Igreja Nosso Senhor do Bonfim:

Aquí la tenemos:


Interior barroco

Pero la iglesia por lo que es conocida es por las cintas de colores que aparecen amarradas por todo Brasil, y que uno se ata pidiendo deseos que supuestamente se cumplen cuando se caen (no vale cortarlas ni romperlas)...Dani tuvo una de su hermana y otra de sus padres, como un año cada una de ellas, y ahora la del tobillo a saber cuánto aguantará...

Después de la iglesia seguimos hacia un faro que también es popular para los atardeceres:


A lo lejos Salvador city

El faro. Cómo aún queda para el atardecer, hace calor y el jet lag aún hace mella, nosotros nos volvemos al Pelourinho.

Hubo que esperar un rato, íbamos a coger taxi, pero no había. Menos mal que pasó la guagua:

Llegamos a nuestro Barrio a tiempo de ver algo del concierto que se estaba montando por la mañana. Marco, nuestro anfitrión, nos había dicho que fuéramos con cuidado, porque en este tipo de eventos abundan los carteristas. Que mejor ir sin nada y el dinero en los zapatos. Sin embargo, la presencia policial es bastante importante, el acceso a la zona del concierto controlado, y el ambiente era relajado y poco amenazador. Y esa es la sensación que nos ha dado la ciudad en todo momento, al menos en las zonas en las que nos hemos movido. Lo decimos porque el país tiene cierta fama de peligroso, pero de momento nos sentimos muy cómodos y seguros.


Tanto, que nos vamos con pena (pero con ganas de comenzar ruta) de esta hermosa ciudad. Además de las visitas turísticas de rigor, nos ha dado para cervecitas en garitos:

Compritas de 'havaianas' (cholas de playa)




Degustacão dos productos locais
Acarajé, creemos, porque al principio no nos aclarábamos con lo que pedíamos

'Shopping' en un centro comercial (Barra)
Abajo pista de hielo...
El libro de pajaritos que Dani buscaba no lo vendían aquí...



Vida nocturna...
En realidad son las siete de la tarde...


Mañana (en el relato) nos vamos hacia el sur, no muy lejos, pero a un paisaje más de nuestro estilo...les dejamos en vilo hasta la próxima entrada



Nos movemos...

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'Behind the scenes'

Hace una semana (una eternidad) que nos fuimos de Salvador, esta entrada se escribió asomado a un estuario cubierto de 'mata atlántica' en una de nuestras casas de intercambio...

Gamboa, Brasil


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